jueves, 31 de mayo de 2012

SAN PABLO DE TARSO

Pablo es después de Jesús la figura más importante de la historia del cristianismo. Conocemos su vida por los Hechos de los Apóstoles y por sus propios escritos.
A san Pablo, el apóstol de los gentiles, le cabe solo un adjetivo: grande entre los grandes.Sin él, no cabe duda de que el cristianismo hubiera sido otra cosa, o no ser que Dios hubiera suscitado a otro campeón de las causas por las que él tanto luchó.Sin embargo, a pesar de esa grandísima importancia, san Pablo no es muy conocido por el pueblo cristiano en general, cosa que no ocurre, por supuesto, entre los que tienen algo de cultura bíblica.Creo que ese desconocimiento popular se debe en parte a que su fiesta se celebra junto a la de san Pedro, el 29 de junio, y por ese motivo queda un poco ensombrecida su memoria, tapada por la del primero de los apóstoles.Por eso es bueno aprovechar de otra ocasión que nos ofrece el calendario, la de su conversión, para hablar algo de este gigante de nuestra fe y suplir, de algún modo, el desconocimiento que de él se tiene.
La fama de la sabiduría y santidad de san Pablo se extendió por todas partes; cuantos los conocían lo admiraban; llegó a granjearse la amistad de muchos cortesanos y hasta la de algunos parientes del emperador, y ni que decir tiene que a todos estos amigos los convirtió a la fe de Cristo.En varias ocasiones determinados escritos suyos fueron leídos públicamente en presencia de Nerón y altamente alabados por los concurrentes.En el senado se tenía muy buena opinión de él...
Al haber separado definitivamente el cristianismo del judaísmo, y al haber llevado el Evangelio por todo el mundo griego y romano, Pablo es considerado como el fundador de la Iglesia Universal.Recibe frecuentemente el calificativo de apóstol aunque no conociera a Jesús.A lo largo de la Edad Media, su culto va unido al de Pedro, y se dedican numerosas iglesias a los dos santos.
San Pablo es el patrón de los misioneros, de los cesteros y de los cordeleros. Es también el segundo patrono de la ciudad de Roma, después de san Pedro.

La Conversión de San Pablo

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